Supervisión Escolar No 28

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Equipo Técnico

martes, 19 de febrero de 2013

La tarea de copiar y pegar

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Rafael Espinosa * CP. Por lo menos cinco de cada diez alumnos recurren a la práctica de copiar y pegar las tareas escolares, a propósito del mundo de las nuevas tecnologías de comunicación e información, las cuales tienen sus ventajas y desventajas, resumió Juan Carlos Cabrera, investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach). El fenómeno es gravísimo para el desarrollo de educativo del estudiantado, de manera que los alumnos no sólo les da flojera escribir sino les da flojera leer. Lo peor, dijo, es que se ha encontrado esta práctica en alumnos de licenciatura, maestría y doctorado. El también coordinador del doctorado en estudio regional contextualizó que el advenimiento de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), afecta a la institución escolar con mucha fuerza, lo cual obliga a necesitar un nuevo tipo de profesor que utilice las TIC, por un lado, para el proceso de enseñanza-aprendizaje y, por otro, que los alumnos las usen como una herramienta didáctica. Una de las desventajas de las TIC, agregó, es que en los últimos años bajó 80 por ciento las visitas a las bibliotecas, éstas ahora lucen vacías, aunque también, reconoció, obedece a que muchos tienen acceso a Internet en sus domicilios o en los cibercafes, y no quiere decir que la gente no esté estudiando. Desde otra perspectiva, explicó, el problema copiar y pegar realmente no es nada nuevo, pues anteriormente los estudiantes iban a la biblioteca, copiaban en su cuaderno de tareas, incluso mecanografiaban y finalmente entregaban el trabajo. Pero lo malo ahora, recordó, es que hace años algunos estudiantes de la UNAM, prestaban una tarea, la fotocopiaban y sólo le cambiaban la portada y lo entregaban. El asunto está relacionado también con la carga de trabajo de los catedráticos. Hay profesores que atienden cuatro grupos de 48 ó 50 alumnos, es decir, tienen que revisar 200 trabajos, pero si tomamos en cuenta que hay profesores que trabajan en tres escuelas con el mismo número de alumnos, la cifra de trabajos por revisar aumenta a 600, por ejemplo, dijo. "Este enorme volumen de tareas ocasiona que el profesorado no revise las tareas o que las revise con muy poco cuidado", reconoció. Ante esta saturación de tareas, los estudiantes encuentran el mecanismo "idóneo" de presentar trabajos que no son suyos, pues en las TIC se hallan muchos trabajos disponibles sobre el tema que el profesor les ha pedido, aunado a que los alumnos tienen la idea de que las tareas no son revisadas a profundidad. "Cuando un estudiante tiene éxito la primera vez, esta práctica se vuelve recurrente", advirtió. Este fenómeno está asociado a la participación que tienen los padres en la formación de sus hijos. Los papás generalmente mandan a la escuela a sus hijos para que saquen buenas calificaciones y poco se preocupan por lo que aprenden, señaló. Se tiene la costumbre de que si un estudiante presenta dieces en la casa, los padres lo reciben con premios, entonces, comentó, los alumnos buscan estrategias o se las ingenian para sacar dieces y no se preocupan precisamente en aprender el contenido de la asignatura. La saturación del profesor para revisar las tareas y el descuido de los padres afectan de alguna manera el proceso educativo y a diversos programas didácticos. "El estudiante ve una buena oportunidad en el copiar y pegar para sacar las calificaciones que le piden en casa", sostuvo. Es mejor preguntarle al hijo qué aprendiste hoy, a que me presente dieces, recomendó el investigador. Asintió que en el doctorado implica un proceso muy perverso, en el cual el alumno ha sido recompensado en cada acción deshonesta (copiar y pegar), sin enfrentar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Si los alumnos de primaria aprenden esto hoy y les da éxito, anticipó, seguramente en la secundaria lo harán con más facilidad, pues además los profesores están sufriendo la masificación de la educación, no les da tiempo de revisar los trabajos. Hay profesores que facilitan esta práctica por no revisar las tareas. Como profesional es muy grave, pues se imaginó un estudiante de medicina o un abogado, que copió y pegó durante su formación académica, qué haría frente a un quirófano o frente a un juicio, respectivamente, vaticinó. Uno sabe cuando el trabajo no es del alumno, pues -de repente- entrega tareas con términos que nunca usa, y si tú no lo corriges en ese momento, apuntó, lo seguirá haciendo, motivo por el cual hay que convencerlo de que es por su beneficio. "También tiene que ver con la enseñanza de valores; esto implica la participación del docente, de la institución, de la familia y del alumno mismo", reflexionó. Sugirió que las escuelas en general deben acordar normas que sancionen estas prácticas tanto a quien las comete y a quien omite sancionarlas, explicó, pues la institución recarga en el profesor las tareas y pocos se encargan de vigilar y promover los valores. El fenómeno de copiar y pegar afecta los procesos cognitivos fuertemente, porque antes uno se obligaba a transcribir el texto y en ese proceso de transcripción intervenía la adquisición de conocimientos, recordó. "A veces uno no entendía una palabra, razón lo que recurría uno al diccionario. Hoy en día con el copiar y pegar ni siquiera ven el contenido de lo que se copia; el copiador ni siquiera sabe que lo que copia es acorde a la tema que se le pidió", lamentó. Actualmente, comentó, no conozco proyectos globales para contrarrestar el fenómeno, lo que conozco son esfuerzos particulares a través de programas de tutorías de la Universidad Autónoma Chiapas, donde un alumno, al ser detectado, se le llama a su tutor. Debiera haber un programa global a nivel de comunicación, opinó, donde la Secretaría de Educación Pública detallara este tipo de medidas para vigilar el copia y pega, y reducir el problema, así como obligar a las instituciones educativas públicas y privadas a contratar un profesor para revisar las tareas o que se le pague una hora más para la revisión de las tareas. Por otro lado, recientemente un universitario se quejó -a través de las redes sociales- que cómo era posible que en pleno siglo XXI su maestro le pidiera la tarea hecha a mano. Esto generó opiniones encontradas, debido a que -dijeron algunos- el profesor lo hacía para que evitara el copiar y pegar, y por lo menos se le quedara algo mediante la transcripción.